martes, 22 de septiembre de 2009

Reflexiones sobre la responsabilidad socio-ambiental

Responsabilidad socio-ambiental

REFLEXIONES SOBRE LA RESPONSABILIDAD SOCIOAMBIENTAL

¿Qué legado dejaremos a nuestros hijos?

Licdo. Juan Víctor Perales Rondón

En una sociedad cada vez más globalizada y donde el conocimiento constituye su principal búsqueda, resulta completamente irónico que se viva con más inseguridad y en una civilización donde los valores brillen por su ausencia. En los últimos cincuenta (50) años hemos crecido más de lo que lo haya podido hacer cualquier civilización anterior. Hemos aprendido a luchar contra nuestras enfermedades y pestes, automatizado la mayoría de nuestros sistemas y procesos, tecnificado nuestros modelos de comunicación y aprendizaje, optimizado nuestros métodos de producción agrícola, en fin, hemos mejorado considerablemente nuestra calidad de vida. Estos logros ciertamente nos han llevado a la cúspide del desarrollo, un desarrollo que es bastante evidente para algunos, no obstante, demasiado efímero para otros, y es aquí donde comienza nuestra calamidad.
Sumidos en una injusticia social cada vez más abrumadora, hemos pasado de tener una vida cónsona con nuestros semejantes y con la naturaleza, a un estadio en el que solo nuestros intereses son los que importan. ¿Por qué han pasado todas estas cosas?, ¿Por qué nuestra sociedad, estando en la cúspide del conocimiento y desarrollo científico-tecnológico, padece aun de los problemas más graves y con más historia a lo largo de los años, como las guerras, las represiones y desigualdades sociales?. Algunos aseverarán al respecto la necesidad de más investigación, mayor conocimiento o más inversiones de capital, y aunque lo anterior es importante, la respuesta a esta pregunta reside, por el contrario, en la razón por la cual hacemos las cosas, es decir, aquello que está dentro de nosotros que nos motiva a vivir. Así por ejemplo, en aras de saciar nuestros intereses egoístas demolemos naturaleza y hombre a nuestro lado, menoscabando los intereses del colectivo, teniendo uno de los costos más altos de nuestra embriaguez de crecimiento y desarrollo, la destrucción de nuestros parajes naturales y la creación de un mundo cada vez más inhóspito e inclemente. A costa del desarrollo y el alcance de más capital, hemos relegado los derechos de la naturaleza y el ambiente a un segundo plano, arriesgando de este modo nuestro hogar y sustento (cosas de las cuales la naturaleza es garante), dejando un futuro cada vez más incierto a las generaciones siguiente, encontrándonos de este modo ante uno de los mayores retos que jamás haya enfrentado el hombre; el cambio climático y sus consecuencias.
Hoy en día sabemos que el cambio climático global no es una teoría, por el contrario, es una realidad que sentimos día a día. Cada año es más atroz en la devastación por desastres naturales, asimismo los cambios de temperatura cada vez más acelerados están provocando un desequilibrio sistémico que está a punto de llegar a un grado de irreversibilidad, en el cual cualquier acción que hagamos en aras de mejorar las condiciones climáticas globales no representará mayor importancia. En este punto es preciso preguntarnos, ¿Qué haremos ante una realidad tan cruda y un futuro por demás abrumador?, ¿seremos cómplices del debacle que invariablemente se avecina?.Ante esta realidad resulta imperativa la instauración de una sociedad con una altura moral y ética cónsona con los retos actuales, donde el establecimiento de una responsabilidad y sensibilidad socio-ambiental constituyan principios e ideales de vida innegociables, de modo que las garantías de un mundo más sano y justo pasen de ser una meta utópica a una realidad palpable. Solo resta entonces preguntarnos ¿seremos cómplice del daño irreversible que estamos dejando en nuestro mundo? o ¿seremos actores principales del cambio ineludible que exige nuestra sociedad actual, que garantice un futuro sustentable a nuestros hijos?. La decisión está en tus manos.

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